11/7/16

DEN UNA OPORTUNIDAD A LA GUERRA

Quizá debamos considerar una idea polémica: que los seres humanos simplemente no hemos evolucionado para disfrutar la paz. Porque parecería que cada vez que la conseguimos, inmediatamente buscamos algún pleito entre nosotros o con nuestros vecinos.


Texto por: Juan Pablo Delgado Cantú

El filósofo John Lennon lo dijo clarísimo en una de sus canciones emblemáticas: "Lo único que estamos diciendo es que den una oportunidad a la paz".

Y como hippies trasnochados que somos, después de 35 años sus palabras nos siguen pareciendo obvias; pues al menos de que tengas un residuo genético de Stalin o Pol Pot, nadie se atrevería a proponer que la paz es indeseable.

Pues espero no arruinar su fiesta, pero parece que hemos vivido en una ilusión todo este tiempo.

De acuerdo con el académico Stephen Walt, la paz no es tan inocua como parece y más bien es un arma de doble filo, ya que puede ocasionar todo tipo de inestabilidad en el mundo. Me explico:

Tomando la teoría política de Michael Desch, este profesor de Harvard propone que ha sido la guerra -o la percepción de una amenaza externa- lo que ha permitido el surgimiento de Estados fuertes y centralizados, así como de políticas nacionales cohesivas. Y en contra del sentido común, menciona que los periodos prolongados de paz son en realidad perniciosos, pues hacen que las diferencias internas crezcan y se profundicen, llevando a los Estados a la ineficiencia y la inestabilidad.

Para probar su punto menciona la coyuntura europea entre el Tratado de Versalles de 1815 y la Guerra de Crimea de 1853: un interregnum de paz continental que llevó a numerosos países a sufrir toda clase de caos intestinos. Lo mismo pasó en tierra Yankee, pues habiendo domado las amenazas externas, comenzó a germinar ese huevo de serpiente que desató la guerra civil de 1861.


En el centro de esta propuesta hay una idea simple: cuando un Estado se siente amenazado desde afuera, se ve obligado a desarrollar "burocracias eficientes, un sistema fiscal que funciona, ejércitos formidables, y también promueve el patriotismo y apacigua las divisiones internas". Todas acciones ideales para mantener la calma en el país.

Ejemplo de esto fueron las dos guerras mundiales y la subsecuente Guerra Fría, conflictos que llevaron a Estados Unidos a cohesionarse como nunca antes.

Quizá ustedes protesten y digan que la guerra contra Al-Qaeda no llevó a los gringos a la unidad; sino al contrario, que ahora vemos sus diferencias más marcadas que nunca. A este argumento, Walt indica que los ataques del 11 de septiembre, las guerras en Oriente Medio e incluso eventos como el de Boston y Orlando no han sido lo suficientemente calamitosos para lograr enterrar las divisiones sociales. Al final, la probabilidad de morir en un acto terrorista es cercana a 1 en 4 millones: una amenaza ambigua y difusa para tener una fuerza cohesionadora en la sociedad yankee.

Situación parecida la vemos en Europa, donde un prolongado periodo de paz llevó al surgimiento de viejas rencillas entre países y al surgimiento de líderes populistas que buscan desestabilizar el status-quo de la Unión. Es extraño, pero todo parece indicar que Europa sufre los efectos de una sobredosis de paz.

Al final, quizá debamos considerar una idea todavía más polémica: que los seres humanos simplemente no hemos evolucionado para disfrutar la paz. Porque parecería que cada vez que la conseguimos, inmediatamente buscamos algún pleito entre nosotros o con nuestros vecinos.

Con esta realización, creo que debemos dejar de lado el idealismo de Lennon y cantar mejor en sincronía: "All we are saying is give war a chance".

Texto publicado originalmente en Vértigo