31/3/22

#DATECUENTA - COVID19 ¿EN VERDAD FUNCIONÓ EL "QUÉDATE EN CASA"?

 
El pasado 11 de marzo se cumplieron dos años desde que la #OMS catalogó como pandemia al #Covid19.

Los gobiernos del mundo se apanicaron y comenzaron a poner toda clase de restricciones sin saber ni qué estaba sucediendo: la peor fue el famoso "Quédate en casa". ¿Se acuerdan? ¿Realmente funcionó? 

#DateCuenta con Juan Pablo Delgado. 





28/3/22

FEAR AND LOATHING IN BEIJING

El orden internacional rara vez ha sido creado bajo una visión optimista de cooperación y negociación. Más bien, ha sido el miedo y el odio hacia un enemigo común el que ha movilizado a grupos de países a unirse y organizarse.


Texto: Juan Pablo Delgado Cantú

“Te vamos a hacer una cosa terrible, te vamos a privar de un enemigo”.
- Georgi Arbatov
 

La guerra en Europa parece haber despistado a muchos analistas internacionales. Cuando uno revisa la prensa, se encuentra con una incontable cantidad de sesudas opiniones de cómo Rusia, con su invasión militar, está cambiando las reglas del tablero internacional y creando un nuevo orden geopolítico.

Dejen se los digo de una vez: ¡Olvídense de Rusia! Porque aunque nadie puede negar lo dantesco de las imágenes que salen desde Ucrania, ni tampoco que la actitud de Vladimir Putin es por demás temeraria e irresponsable; si lo que en verdad queremos es conocer el verdadero cambio en el orden global, entonces debemos escapar de las gélidas estepas de Ucrania y viajar unos 6,000 kilómetros hacia el Este.

Porque al hablar del nuevo orden internacional el protagonista de esta historia no es Rusia, sino China;  y el cemento sobre el cual se construye este nuevo orden es el miedo ante esta enorme potencia emergente. ¿Rusia? ¡Rusia es un anacronismo! China es hoy el epicentro en torno al cual gira el nuevo orden internacional.

Este es el argumento que detalladamente presenta el académico Michael Beckley, en su genial artículo en Foreign Affairs titulado “The Enemy of my Enemy”. Ahí apunta que el orden internacional rara vez ha sido creado bajo una visión optimista de cooperación y negociación en aras de construir un mejor futuro para la humanidad.  Más bien, ha sido “el miedo y el odio” hacia un enemigo común el que ha movilizado a grupos de países a unirse y organizarse. Como indica Beckley, los sistemas de orden internacional más fuertes en la historia moderna -desde Westphalia en el siglo XVII hasta el orden liberal internacional en el XX- “fueron alianzas creadas por las grandes potencias para competir contra sus principales rivales”.


Esto explica en parte la decadencia actual del orden liberal creado por Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial. De acuerdo con Beckley, Occidente necesitaba de la Unión Soviética para mantener su cohesión y unidad. Después de 1991, cuando su némesis por excelencia dejó de existir, EE.UU. y sus aliados perdieron el rumbo y el orden liberal comenzó a desmoronarse. En este proceso, diversas fuerzas que por décadas fueron reprimidas en favor de mantener un frente unido contra los soviéticos -soberanía, nacionalismo, religión- volvieron con venganza para desestabilizar la idea de la inevitabilidad del liberalismo internacional.

En paralelo, Estados Unidos y sus aliados doblaron su apuesta en el sistema que habían construido y buscaron hacerlo global. Pero los nuevos enemigos que pudieron haberle dado una nueva vida a este orden liberal (la lucha contra el terrorismo, la eliminación de dictaduras…) simplemente no dieron el ancho… ¡Hasta ahora!

Hoy el ascenso de una China cada vez más agresiva y combativa ha puesto en jaque al status quo y por primera vez desde la Guerra Fría, “una masa crítica de países enfrenta una amenaza seria a su seguridad, bienestar y modo de vida”, sentencia Beckley.

Sin embargo, no esperen que el nuevo orden internacional sea una simple repetición del combate ideológico que existió contra el comunismo soviético. La principal diferencia es que la pugna contra la Unión Soviética no era tanto una cuestión de modelos políticos (al final, dictaduras hubo en ambos bandos), sino una batalla por imponer la supremacía de un sistema económico en el mundo.

Con China la situación es distinta. China lleva décadas absorbiendo y emulando el modelo capitalista de Occidente; pero ha tomado elementos de este liberalismo económico para torcerlos y crear su perversa versión autoritaria y mercantilista del capitalismo. Hoy es el orden liberal y la economía globalizada la que alimenta la fuerza de este nuevo enemigo.

Pero hasta aquí llegamos hoy. En mi próxima columna veremos la organización de este nuevo orden internacional, para conocer si Occidente vivirá para contarla. ¡Hasta entonces!

22/3/22

MANUAL DE LA MISERIA: RUSIA VS. UCRANIA

 

Todo el mundo parece tener una opinión sobre el conflicto entre Rusia y Ucrania. Algunos dicen que el culpable es Vladimir Putin, pero otros acusan a los gringos y a sus aliados europeos. ¿A quién podemos creerle?

Para no meternos en embrollos, lo mejor es analizar estos dos modelos en pugna. Desde la llegada de Putin al poder Rusia ha seguido el Manual de la Miseria, mientras que Ucrania ha tomado sus lecciones del Manual de la Prosperidad.
Juan Pablo Delgado te explica en qué consiste cada uno.


Fuente: Azteca Noticias

13/3/22

HAY QUE CULTIVAR NUESTRO JARDÍN

Lo que estamos viviendo ahora es simplemente un regreso a la normalidad.


Texto por: Juan Pablo Delgado Cantú


Primero la obligada fe de erratas: ¡Sí, yo sé! Hice gala en estas páginas de un profundo análisis del periodista Eugene Chausovsky sobre los “imperativos geopolíticos” y el “marco estratégico” de Vladimir Putin (Vértigo #1091) para concluir bombásticamente que “las condiciones para una invasión simplemente no existen en la actualidad, y por lo tanto, es sumamente improbable que veamos una invasión militar en las próximas semanas”. Así que… Emm… ¿Ups?


Dicho lo anterior y dejando de lado cualquier otra predicción sobre el futuro del conflicto; pasemos mejor a explorar cuáles son las corrientes que se ocultan en el trasfondo de esta guerra entre Ucrania y Rusia.


En primer lugar, reconocer la importancia de lo que estamos presenciando: el mayor conflicto en el continente en Europa desde las guerras en Yugoslavia, o quizás desde la guerra contra el imperialismo Nazi; sólo que ahora uno de los beligerantes es una potencia nuclear. Y como bien apunta Anthony Faiola en The Washington Post: “Para un continente donde las guerras habían retrocedido a los libros de historia (...) el asalto de Moscú parece algo casi incomprensiblemente anacrónico, y un salto temeroso hacia lo desconocido”. 


¡Pues sí! Pero mientras crece el bulto de vestiduras rasgadas de una comentocracia pasmada, la situación en Europa del Este parece tener una claridad meridiana para el periodista David Brooks, quien argumenta en The New York Times (“The Dark Century”) que lo que estamos viviendo ahora es simplemente un regreso a la normalidad.


¿Normalidad? ¡Oh sí! Brooks inicia su análisis haciendo referencia a uno de los mayores clichés de nuestros tiempos: que el sistema liberal está en retroceso. Año tras año los informes de Freedom House y el Democracy Index (The Economist) muestran cómo más países van cayendo a esa zona gris de “democracias imperfectas” o “regímenes híbridos”. Claro que el retroceso del liberalismo -por sí mismo- no causó una invasión; pero sí constituye un factor clave para esta situación actual. ¡Veamos!


Brooks argumenta -como otros expertos- que la democracia y la paz son factores completamente atípicos para la humanidad. La condición para tener paz y democracia es crear (entre otras cosas) sociedades con instituciones fuertes y asociaciones que promuevan el servicio público; con ciudadanos educados y virtuosos que comprendan los peligros de la ambición humana y la fragilidad democrática para prevenir su caída. Para esto, Brooks utiliza la analogía de un cultivo, donde no se trata sólo de aventar las “semillas” de la democracia sino de cuidar su crecimiento constantemente.


El problema -argumenta Brooks- es que hemos vivido demasiado tiempo dentro de la burbuja liberal para imaginar que existe otro sistema que pudiera suplantarlo. Pero aquí está la trampa: porque son precisamente los otros sistemas -agresivos y autoritarios- los que representan la “normalidad” y se encuentran siempre al acecho. Como una selva esperando a crecer y recuperar su terreno perdido. De esta manera, no cuidar nuestro terruño democrático no genera el caos, simplemente nos regresa al estado normal de las cosas. 


¿Qué es lo normal para Brooks? “El siglo XV, XVI, XVII y XVIII son lo normal. Grandes países como China, Rusia y Turquía controlados por líderes con inmenso poder. Eso es normal. Pequeñas aristocracias acumulando gran parte de la riqueza nacional. Normal. Asuntos globales regidos por la ley de la selva, con países grandes amenazando a los pequeños. Esa es la forma en la que ha sido la mayor parte de la historia humana”.


El retroceso del liberalismo no causó que Rusia invadiera a Ucrania, pero sí permitió el fortalecimiento de un líder como Putin que logró usar su poder como autócrata y la xenofobia para depredar sobre su vecino más débil.


Y si el problema central es nuestra complacencia con el liberalismo, haríamos bien en atender a las palabras de Voltaire y ponernos a cultivar nuestro jardín.