27/2/22

UCRANIA ES UN CANAPÉ

Si bien la amenaza de una guerra en Europa persiste, existen broncas aún mayores que vuelven a la situación de Ucrania en un simple canapé.



Texto por: Juan Pablo Delgado Cantú



¿Se dieron cuenta? ¡Llegamos a febrero sin una crisis global importante! Claro, algunos dirán que el reverendo congal en Ucrania merece ser considerado como una “crisis global importante”. Pero hasta el momento de escribir estas líneas, la realidad es que el escurridizo Vladimir Putin no parece tener ninguna invasión planeada. Así que calmado venado… y cómo dijo el filósofo Lennon: “Give peace a chance”.


Todo esto es relevante porque si hacemos memoria de los últimos años, podemos ver que la cuesta de enero -en términos geopolíticos- ha sido bastante escabrosa. Les recuerdo: En 2020, iniciamos enero con Australia en llamas; el Sars-Cov-2 expandiéndose por China y Europa; y el asesinato del general Qasem Soleimani en Irán, que bien pudo pudo desatar la Tercera Guerra Mundial. El 2021 empezó con la variante Delta arrasando al planeta y con la toma del Capitolio por las huestes de Donald Trump, la cual puso en jaque a la democracia más antigua del mundo.


Ahora la diosa Fortuna nos sonríe, pero nuestro éxito no debe permitirnos confiarnos. Si bien la amenaza de una guerra en Europa persiste, existen broncas aún mayores que vuelven a la situación de Ucrania en un simple canapé. Para entrar en materia, los refiero al informe que publicó el World Economic Forum a principios de años: el Global Risks Report 2022. 


¿Qué dice este reporte? Pues básicamente ofrece una colección de pesadillas que haríamos bien en evitar en el futuro próximo. Esta lista de cataclismo se formula a partir de entrevistas con miles de expertos y ejecutivos; de los cuales sólo el 16% de ellos se siente “optimista” por el futuro, mientras que el 84% indican que están “preocupados”. Pero sin más preámbulo… ¡Vamos a darle una revisada!



1. Tensiones internas. Una de las mayores preocupaciones del Global Risk Report 2022 apunta a una mayor volatilidad económica y al crecimiento de la desigualdad entre ricos y pobres. Si esto suena grave, lo peor es que puede llevar a una erosión de la cohesión social en la mayoría de los países. Esta pérdida de cohesión social -crítica por sí misma- terminaría por incrementar la tensión geopolítica en detrimento de la cooperación internacional. 


2. La supervivencia del planeta. Aunque el mundo seguramente no se va a destruir en el 2022, si expandimos nuestra perspectiva al siguiente lustro vemos que la situación precaria del planeta es la mayor preocupación para los expertos, incluso por encima de cualquier problema económico o social. ¿Qué tipo de amenazas? Calentamiento descontrolado, climas extremos, pérdida de biodiversidad, daño ambiental y crisis por recursos naturales.


3. El desorden de la transición. Aquí encontramos la mayor preocupación reportada en Report: una transición climática desordenada. Consideren que el mundo entero va reprobado en el cumplimiento de sus compromisos ambientales, pero en los próximos años veremos reacciones sociales negativas ante cualquier cambio por descarbonizar las economías. Lo peor: los países más atrasados serán blanco de tensión, frustración y recriminación, con posibilidad de conflicto. 


4. Fallas en ciberseguridad. Entre más digitalizamos nuestras vidas cotidianas, más probabilidades de sufrir alguna falla o ataque con consecuencias catastróficas. Sumado a esto, podemos esperar un incremento en ataques ransomware, así como los fraudes en los comercios digitales. 


5. Caos sideral. Si la Tierra nos queda corta, los expertos también prevén un incremento de problemas en el espacio exterior, donde cada vez más empresas y gobiernos luchan por obtener un lugar estratégico en este horizonte poco regulado y cada vez más contaminado por basura espacial.


Así que incluso si la guerra en Ucrania se desata en estos días, ya tienen otros problemas para preocuparse. Mi recomendación: vayan ahorita mismo por un obligado whisky doble on the rocks. ¡Salud!

13/2/22

RECETA PARA COCINAR UNA INVASIÓN À LA PUTIN

Hoy vengo a resolverles la vida y responder la pregunta que los ha mantenido en vela, al borde de un ataque de nervios y hundidos en la más profunda ansiedad:  ¿Sí va a invadir o no va a invadir el compadre Putin?


Texto por: Juan Pablo Delgado Cantú

Al momento de escribir esto, Vladimir Putin aún no inicia la Tercera Guerra Mundial por haber invadido a Ucrania. Pero si al leer esta columna el planeta ya sufre de un invierno nuclear, primero, lo lamento mucho; y también les deseo la mejor de la suerte en la barbarie post-apocalíptica que se avecina.

Pero bueno, lo importante es que hoy, hoy, hoy no hay guerra; aunque lo que sí existe es mucha tensión y testosterona militar. Seguro ya se han enterado sobre cómo Rusia tiene actualmente a su maquinaria bélica -con más de 100,000 tropas- estacionada en la frontera con Ucrania. Y también que Estados Unidos y sus aliados de la OTAN ya han amenazado, regañado, presionado y negociado con el presidente Putin para evitar una hecatombe en el centro de Europa.

Pero hoy no vengo a hablarles sobre los pormenores de este tablero político. Más bien vengo a resolverles la vida y responder la pregunta que los ha mantenido en vela, al borde de un ataque de nervios y hundidos en la más profunda ansiedad:  ¿Sí va a invadir o no va a invadir el compadre Putin? ¡Vamos a ver qué dicen los expertos!


El periodista Eugene Chausovsky nos indica en Foreign Policy, que la respuesta a esta pregunta de los 64 mil dólares la podemos encontrar en los “imperativos geopolíticos” de Rusia, los cuales enmarcan cualquier toma de decisión para Moscú. Estos imperativos geopolíticos son los siguientes: 1. Consolidación política interna; 2. Protección de amenazas externas (vecinos o superpotencias); 3. Expansión de su influencia a nivel regional (países ex-soviéticos)o lo más amplio que sea posible.

Si consideramos que el culebrón actual se originó con la intención de Ucrania de pertenecer a la OTAN, entonces vemos que el imperativo #2 ya ha sido violado y deja a Rusia con una sensación de inseguridad.

Sobre este punto, Chausovsky apunta que aunque Moscú no pudo detener el avance de la OTAN en Europa Central y el Báltico en los años posteriores al derrumbe de la Unión Soviética, sí estuvo dispuesto a iniciar una guerra contra Georgia en 2008 y Ucrania en 2014 para evitar una expansión aún mayor. Así que ahí algunos antecedentes a considerar para el conflicto actual.

Ahora analicemos el marco estratégico que utiliza Rusia para determinar cuándo sí se decanta por intervenir militarmente en otro país. De acuerdo con Chausovsky, son cinco estos factores: 1. Un detonante; 2. El apoyo de la población local; 3. Una posible represalia militar; 4. Viabilidad técnica; 5. Costos económicos y políticos relativamente bajos.

Considerando lo anterior… ¿Qué encontramos en la situación actual? En primer lugar, que no ha existido un detonante (en contraste con el zafarrancho del Euromaidan en 2014). Tampoco tiene el apoyo de la población ucraniana (excepto en las provincias rebeldes con población rusa). Existe una altísima posibilidad de represalias militares por parte de Europa y Occidente. Y los costos económicos y políticos serían extremadamente altos (sanciones económicas, muerte de soldados, etcétera).

¿Conclusión? Las condiciones para una invasión simplemente no existen en la actualidad, y por lo tanto, es sumamente improbable que veamos una invasión militar en las próximas semanas. De igual manera, los costos parecen ser demasiados altos y las ganancias poco claras para Rusia.

Pero no canten victoria… siempre existe la posibilidad de que el presidente Putin se despierte de mal humor, arrastre por la Plaza Roja todos los imperativos y los marcos estratégicos y decida hacer una rabieta de dios es padre. Y entonces sí…  ¡Valiendosky madrosky!