15/1/13

EN BUSCA DEL HONOR PERDIDO DE EVA: UNA REVISIÓN CRÍTICA DEL GÉNESIS


Con su fatídica búsqueda por la Verdad, su rebeldía ante la autoridad y su negación a permanecer en perpetua ignorancia, la memoria de Eva podrá colocarse en un privilegiado lugar entre Sócrates y Prometeo.


Texto por: Juan Pablo Delgado Cantú

«Al principio, Dios creó el cielo y la tierra. La tierra era algo informe y vacío, las tinieblas cubrían el abismo, y el soplo de Dios se cernía sobre las aguas. Entonces Dios dijo: «Que exista la luz». Y la luz existió.» (Génesis 1:1 – 1:3)

Con estas palabras se inicia el libro de mitología más vendido en el mundo. Pero a pesar de la tentación por satirizar a la Biblia, es menester comprender que todas las sociedades primitivas tuvieron su acervo de mitos y leyendas para explicar el origen del Universo, de la vida en la Tierra y del orden social. Desde una perspectiva contemporánea, todas estas historias son igualmente ridículas.

De hecho, el Génesis judeo-cristiano no hace más que presentar la cosmovisión de un grupo de pastores confundidos que intentaban comprender su lugar en el mundo. Y aunque estuvieron en boga durante siglos (so pena de acabar en las mazmorras de la Inquisición), actualmente son pocos quienes ven con seriedad las fábulas que se incluyen en el Antiguo Testamento.

No obstante su aparente inocuidad, el Génesis no es un texto benévolo. Si los mitos sirvieron durante siglos para establecer el orden y las jerarquías en la sociedad, es entonces esta fábula la responsable de colocar a la mujer en su inferioridad perpetua ante el hombre.

Sumado a esto, no hay duda de que Eva es uno de los personajes más incomprendidos y repudiados en la literatura. Por esta razón, es necesario rescatar su honor para lograr dar fin a las severas distorsiones que emanan del Génesis.

Desde su entrada en escena, Eva es presentada como un ser inferior. Si en los primeros seis días dios creó al Universo y a todo ser viviente -incluyendo al hombre-, no sorprende que su única omisión fue la creación de la mujer.

Eva llegará después y sólo como un sobrante del cuerpo de Adán, pues su creación se dará a partir de una insignificante costilla.

Más allá de su bajísima condición social por nacimiento, la tragedia apenas comienza para Eva. En uno de los pasajes más infames, la Biblia procede a presentar a la mujer como la fuente de toda desgracia para la humanidad.

Habiendo dios prohibido enfáticamente comer el fruto del Árbol del Conocimiento, Eva es tentada por una serpiente para hacer precisamente esto, bajo la promesa de que obtendría la sabiduría del bien y el mal. La pérfida mujer prosigue a tentar al hombre para que él también coma del fruto. Las consecuencias serán la expulsión del Paraíso y la muerte.

Con el desafío a la eterna ignorancia impuesta por dios, se redacta entonces la sentencia final. En las palabras de una deidad iracunda, la condena para la mujer es la siguiente: «Multiplicaré los sufrimientos de tus embarazos; darás a luz a tus hijos con dolor. Sentirás atracción por tu marido, y él te dominará» Sin duda un fallo muy favorable para el hombre, quien ahora podrá citar a la Biblia para ejercer su control absoluto sobre los deseos y las acciones de la mujer.


Condenar a Eva tiene otras consecuencias reales. A diferencia de cualquier personaje literario, el cristianismo se encargó de transformar a esta mujer en una tergiversada representación simbólica del género femenino y sus acciones se usarían como falsa radiografía para intentar comprender los sombríos misterios de este sexo. Incluso hoy, en el imaginario colectivo se continúa percibiendo a Eva como una mujer traicionera y manipuladora que se dedica a engaña al hombre.

Sin embargo, es aquí donde encontramos un error medular de interpretación. Pues falsamente exhibida como tentadora y perversa –un estigma que perseguirá a toda mujer durante siglos- el Génesis en verdad nos presenta a Eva como la primera persona ilustrada de la historia.

Prefiriendo el conocimiento sobre la obediencia, Eva ejerce la característica intrínseca del ser humano: la curiosidad por comprender la realidad, la pasión por adquirir nuevo conocimiento y la necesidad por escapar de una cegadora ignorancia.

Retando incluso a su propio creador, Eva escoge la filosofía sobre la religión y demanda el derecho a la libertad de pensamiento. Adán, por el contrario, es un ser atrasado que se conforma por obedecer fanáticamente y servilmente a su dios.

Aunque parece exagerado afirmar que este cuento pudiera tener un impacto en una sociedad moderna, es importante cuestionarnos hasta qué punto las relaciones entre los sexos y el orden simbólico masculino de nuestra cultura se derivan de las historias mitológicas del cristianismo. No debemos olvidar que nuestras construcciones morales tienen profundas raíces en la tradición judeo-cristiana, como tampoco se puede ignorar que la Iglesia Católica continua teniendo una fuerte influencia en amplios sectores de la población.

No obstante una exitosa campaña de difamación durante siglos, la memoria y la honra de Eva podrán ahora resurgir victoriosas. Pues si existe un factor positivo en todo el Génesis, es precisamente el ejemplar comportamiento de esta mujer. 


Con su fatídica búsqueda de la Verdad, su rebeldía ante la autoridad y su negación a permanecer en perpetua ignorancia, la memoria de Eva podrá colocarse en un privilegiado lugar entre Sócrates y Prometeo.

11/1/13

BREVE TRATADO SOBRE LOS CHINGONCITOS


Para el mexicano, la vida es una posibilidad de chingar o de ser chingado. Es decir, de humillar, castigar y ofender. O a la inversa. Esta concepción de la vida social como combate engendra fatalmente la división de la sociedad en fuertes y débiles. Los fuertes —los chingones sin escrúpulos, duros e inexorables— se rodean de fidelidades ardientes e interesadas.


Texto por: Juan Pablo Delgado Cantú

Si pudiéramos diseccionar de forma burda a la sociedad, encontraríamos que existen tres grandes grupos de personas: aquellas que tienen poder, aquellas que no lo tienen y aquellas que no lo tienen pero lo desean apasionadamente.

Un joven Octavio Paz ya había revelado esta peculiaridad social, la cual plasmó de forma inmejorable en su Laberinto de la Soledad:

“Para el mexicano, la vida es una posibilidad de chingar o de ser chingado. Es decir, de humillar, castigar y ofender. O a la inversa. Esta concepción de la vida social como combate engendra fatalmente la división de la sociedad en fuertes y débiles. Los fuertes —los chingones sin escrúpulos, duros e inexorables— se rodean de fidelidades ardientes e interesadas.” Para Octavio Paz, esa mesnada que rodea a los chingones, los ardientemente interesados en su poder, son clasificados como lambiscones.

Incluso con el paso de las décadas, la regla utilizada para medir a los chingones se ha mantenido sin muchos cambios. El chingón sigue siendo el político ágil y astuto o el empresario sagaz y exitoso.

Una ligera modificación sí ha sucedido, pues la lista de quiénes pueden ingresar al club de los chingones se ha ampliado. En la percepción popular actual, cualquier persona que muestra genialidad y virtuosismo se hace acreedor de este título; ya no se requiere ser duro, inexorable o sin escrúpulos. En este nuevo grupo podríamos incluir a ciertos artistas, inventores o científicos que por su talento o descubrimiento pueden ostentar su trofeo de chingón.

Si consideramos válida la división social entre chingones, lambiscones y el resto, nos percataríamos de que aún queda un grupo de personas sin clasificación. Esta demografía huérfana y perdida son los chingoncitos.

Los chingoncitos son un grupo miserable de individuos. Son imitadores, impostores, charlatanes y embusteros. Un chingoncito no tiene talento alguno, pero se desenvuelve y actúa en la sociedad como si irradiara genialidad. Es un bufón que de pronto ha querido actuar con seriedad.

El chingoncito comparte algunas características con el lambiscón. La principal diferencia entre ambos siendo que el lambiscón busca apasionadamente el poder, mientras que el chingoncito cree ya haberlo conseguido.

El chingoncito es también un ser cruel y despiadado. Niegan su miseria por medio del abuso y reafirman su identidad oprimiendo a los más débiles. No entiende cómo funciona el Poder, y utiliza el poco que tienen para tiranizar y humillar. Sin este comportamiento, el chingoncito no tendría otra razón para existir.


Todos conocen por lo menos a un chingoncito y su presencia nunca pasa desapercibida. El chingoncito es el niño con dinero (pero sin logros de vida) que considera su posición social como medalla de realización social; es el jefe en un trabajo que con un puesto indigno aterroriza a sus empleados; es el policía que utiliza su puesto mediocre para abusar de algunos migrantes centroamericanos.

Todos ellos comparten la misma característica, la creencia de su total y absoluta superioridad. Con el poco poder que les otorga su dinero, su placa policiaca o su puesto laboral, se sienten realizados. Creen que a pesar de su vulgaridad, ellos lo han logrado en esta vida.

Los chingoncitos son una plaga que ha torturado a la humanidad durante siglos. Su existencia se remonta al comienzo de la Historia y jamás deben considerarse como un fenómeno reciente.

Aunque siempre existirán los chingoncitos, existen también muchas defensas contra ese ser miserable, las principales siendo la indiferencia y la burla. El chingoncito no puede vivir sin su narcisismo y la percepción de que es blanco de admiración general. Otras veces, el final del chingoncito llega cuando se enfrenta a un verdadero chingón, quien con poco problema lo aplasta y destruye su fachada.

Por lo pronto, al resto de nosotros nos queda el tolerar la existencia del chingoncito, como toleramos a las moscas que intentan arruinar una amena comida con vino tinto entre amigos.

9/1/13

EL ASCENSO (ESPIRITUAL) DE LOS PAPANATAS Y LOS PAPAMAYAS


La cuestión a discutir ahora es la inmensurable estupidez que contagió al mundo entero durante el 2012.



Texto por: Juan Pablo Delgado Cantú

papamaya.
(De papar y maya).
1. com. coloq. Persona demasiado cándida y fácil de engañar con temas de profecías mayas.


Al repasar cualquier libro de Historia, es inevitable concluir que la especie humana deja mucho que desear. El listado de nuestros errores y fracasos es asombroso e inconcebiblemente extenso: guerras, corrupción, tortura, crimen, genocidios, pobreza, hambre, opresión…

En paralelo a nuestra constante desgracia -incluso a pesar de ella-, resulta también sorprendente el progreso que hemos alcanzado como civilización. En esta lista se destacan hechos como la erradicación de enfermedades epidémicas, la exploración del Cosmos, la pastilla anticonceptiva y la declaración de los Derechos Humanos[1].

Entre estos importantes logros sobresale un acierto trascendental: la casi absoluta supresión del analfabetismo, por lo menos en el hemisferio Occidental. En términos generales, este proyecto emanado de la Ilustración pretendía que, con la capacidad para acceder, leer y comprender diversos textos, la sociedad dejaría de ser presa fácil de la manipulación y el oscurantismo religioso; y con el paso del tiempo, este conocimiento adquirido nos permitiría escapar de la barbarie e ingresar al reino de la Razón.

Lamento informarles que este proyecto ha fracasado...

Aunque es verdad que hoy tenemos acceso a un gigantesco archivo bibliográfico (principalmente debido al Internet, otro de nuestros grandes triunfos), hay que aceptar que, en lo referente al oscurantismo y a la superstición, seguimos siendo tan idiotas como un campesino del Medievo.

Con este preámbulo en mente, la cuestión a discutir ahora es la inmensurable estupidez que contagió al mundo entero durante el 2012.

Primeramente, resulta increíble que, con la cantidad de textos en circulación a nivel global, el libro más trascendental del año fue uno sobre sadomasoquismo erótico y travesuras sexuales. Ahora bien, yo no he leído este libro y mi crítica no tiene su origen en puritanismos o mojigaterías morales. Simplemente pretendo subrayar lo innegable: la mayoría de los lectores son deprimentes.


Pero eso no fue todo, ¡ah no!, pues durante el 2012 la humanidad fue presa de otro fenómeno que pone en duda nuestra denominación de homo sapiens. Este fenómeno, si no han adivinado, fue la fascinación universal por el fin del mundo, según lo augurado por la antigua cultura maya.

Seamos honestos, al menos por un instante. Un indicador de que ya no existen razones para mantener el optimismo hacia nuestra especie, es cuando una civilización supuestamente avanzada decide que absurdas profecías mayas son tema esencial de discusión.

Los medios de comunicación no tardaron mucho en subirse al tranvía de la estupidez y día tras día nos bombardearon con nuevos y “reveladores” datos sobre los mayas. Tampoco tardó mucho en surgir una horda de “expertos mayas” que hablaron, discutieron y publicaron cada absurdo imaginable sobre el tema.

Tanto fue el escándalo, que incluso el gobierno de China tuvo que encarcelar a ciertos revoltosos que estaban generando pánico por el fin del mundo. En Rusia, Vladimir Putin tuvo que dirigirse personalmente a su nación para asegurarles que la Tierra sí llegará a su fin, pero aproximadamente en 4,500 millones de años.

Al final, como era obvio, nada sucedió. El fatídico día anunciado por los mayas transcurrió como transcurren el resto de los días. No hubo cataclismos naturales ni renacimientos espirituales, como pronosticaban otros ingenuos.

No obstante, otro hecho que tampoco sucedió fue una protesta masiva contra tanta estupidez. No hubo ninguna disculpa pública por parte de las televisoras por habernos desnutrido con tanta basura. Tampoco el editor de algún medio de comunicación recibió una merecida patada en la entrepierna por su desfachatez y falta de profesionalismo.

Aprovechando que estamos en el tema de las profecías, permítanme compartirles una más: si la civilización humana decide continuar por este rumbo, no será necesario el impacto del Planeta X o un súbito cambio en los polos magnéticos para acabar con la vida en la Tierra. El final de nuestro planeta llegará en la forma de una enorme avalancha de estupidez humana que terminará por sepultarlo todo.



[1] Nota para los religiosos: Al parecer dios olvidó entregarnos este documento; nos hubiera ahorrado muchos problemas.

7/1/13

UN RÉQUIEM PARA SAN PERRO


El año 2013 comienza muy bien para casi todo el mundo, excepto para el "Perro de Dios", ese pobre Joseph Ratzinger.


Texto por: Juan Pablo Delgado Cantú

Todos los inicios de año llegan cargados de reflexión y nuevos propósitos. Es casi imposible evitar, con un whisky en la mano y rodeado de buenos amigos, jurar que ahora sí ha comenzado el tiempo de reformarse y retomar la senda del progreso y el orden.

La mayoría de los líderes globales deben estar pasando por el mismo proceso, muchos de ellos quizá muy felices y satisfechos con el año que terminó. Sin duda el 2012 fue un buen año para la gran mayoría de los dirigentes internacionales, en particular para los Occidentales.

Aquí van algunos ejemplos:
En Estados Unidos, Barack Obama venció a un malvado robot ultra-capitalista en las elecciones presidenciales, asegurando la permanencia de su programa de salud y de la sanidad política en el país. En Europa, la Unión se mantiene todavía intacta y tanto Grecia como España siguen apareciendo en los mapas. En Rusia, Vladimir Putin continua siendo el rey. La Argentina de Kirchner también subsiste (creo) y parece que en el corto plazo no habrá una guerra anti-colonialista contra Isabel II. México sobrevivió la restauración del periodo jurásico e incluso se pronostica un fuerte crecimiento económico.

Claro, estuvo eso de la destitución legislativa contra Fernando Lugo, pero seamos honestos, a nadie le interesa mucho el Paraguay. ¡Ah!, y Hugo Chávez tiene cáncer, pero todo indica que su revolución bolivariana sobrevivirá para luchar contra el imperialismo en otra ocasión.

Sin embargo, existen gobernantes que enfrentan retos más complejos y si nos enfocamos en la categoría de los más arruinados, de aquel grupo de líderes que sólo pueden ver abismos y oscuros horizontes, ahí encontraremos arrinconado a Joseph Ratzinger, poseedor de títulos tan diversos como “Pontífice Supremo de la Iglesia Universal”, “Sucesor del Príncipe de los Apóstoles”, “Vicario de Cristo en la Tierra” y “el Perro de Dios”, -de raza Rottweiler, según indican sus seguidores.

Ese pobre Ratzinger (es un decir) ha arruinado tanto a su S.A. de C.V. que incluso un incrédulo y escandalizado Alejandro VI se deberá estar preguntando desde el más allá cómo alguien puede hundir de tal forma a la Iglesia. Hay que aceptarlo, uno puede asegurar que la Santa Sede ha tocado fondo cuando el representante de dios necesita una cuenta de Twitter para pastorear a su rebaño; algo que también pone en evidencia que ya no hay nada sagrado en este mundo.


Recordando el año que tuvo que soportar el Santo Padre, se podrá recordar la traición de su mayordomo personal, quien reveló sus secretos de alcoba; también está la publicación de su libro que mostró a la humanidad verdades metafísicas sin precedentes (¡increíble, durante la Natividad no hubo ni un burro ni un buey!). También se descubrió que otros cientos de infantes fueron abusados sexualmente por el clero católico, aunque resulta interesante que este tipo de noticias ya no escandaliza a los feligreses.

Entre todo esto, uno de los episodios más curiosos fue la visita de Ratzinger a la isla de Cuba (¿alguien se acuerda que también vino a México?, probablemente no, ¿verdad?). La opinión general fue que el viaje fue un éxito político, pero también uno que desencadenó una enorme polémica. Si bien recuerdan, antes de aterrizar en la isla, Benedicto comentó que “es evidente que la ideología marxista en la forma en que fue concebida ya no corresponde a la realidad”. Muchos se indignaron por sus palabras, otros tantos las celebraron.

Lo importante es que nadie levanto la voz para decir, “pero señor Ratzinger, aunque su argumento es válido, ¿qué no es la Iglesia Católica la que ya no corresponde a la realidad?” Supongo que es sano dudar de una ideología que surgió a mediados del siglo XIX, pero yo no encuentro forma de poner en tela de juicio una ideología que nació de la mitología de unos pastores nómadas que merodeaban los desiertos de Palestina hace 2,300 años.

Y si vamos a cuestionar el autoritarismo del régimen de Castro o la falta de democracia en Cuba, ¿que no deberíamos dudar de un sistema de gobierno basado en el feudalismo, que elige de la forma más opaca a su gobernante que (¡faltaba más!) es infalible en cuestiones teológicas?

Supongo que esto ya no importa. Es necesario comenzar el 2013 sin rencores y con optimismo.

Pero mientras el Vaticano inicia el año en medio de una pugna financiera contra el Banco de Italia, para el resto del mundo (excepto Siria) el inicio del 2013 pronostica clima soleado. China se prepara para estrenar a un nuevo líder con tendencias reformistas, Estados Unidos se ha salvado del precipicio fiscal, e incluso Kim Jong Un habla de paz y reconciliación con su vecino del sur.

Sin embargo, al parecer el único que se quedará sin su hueso en este año es el perro Rottweiler de dios.

20/5/12

CANDIDATO, EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU

Observando la manifestación de este entusiasmo político, surgen tres posibilidades: o todos han perdido la razón, o todos son idiotas, o todos están cegados momentáneamente por la excitación electoral.



Texto por: Juan Pablo Delgado Cantú


Con la transmisión del infame video de Invisible Children titulado “Kony 2012”, se volvió evidente la aparición de un fenómeno social que parece afectar a grandes sectores de la población, pero particularmente a los jóvenes: el entusiasmo.

Concretamente, la idea o implicación que las manifestaciones de entusiasmo colectivo pueden transformar la realidad.

Con "Kony 2012", el entusiasmo se manifestaba al comprar una caja de productos inútiles que incluía pulseras, pósters y otras trivialidades. Claro… eso sin duda acabará con los problemas de Uganda.

En el caso de México, el presente ciclo electoral no ha sido ajeno a estas muestras de entusiasmo y  de frenesí. El enorme número de personas que, sin haber mostrado antes el mínimo interés por entender las cloacas donde se forja la política nacional, se desenvuelven ahora como analistas expertos en política, o peor todavía, como activistas de la democracia mexicana.

Las redes sociales sólo han agravado el problema. La nueva generación de autoproclamados militantes y revolucionarios se dedican a vomitar comentarios, en su gran mayoría majaderos y mal escritos, que no tienen ningún impacto en la realidad. Existen incontables entradas de texto o fotografías de candidatos donde una horda de bárbaros se abalanza para opinar sobre lo mentiroso, corrupto o sinvergüenza que es el candidato en cuestión. Sí… eso sin duda hará “despertar a México”.

Creo que es momento de aceptar que a nadie le importan los comentarios que se escriben en las redes sociales. No van a tener efecto sobre la elección y seguramente no cambiarán la intención de voto de ninguna persona.

Pero esto no es lo importante por el momento.

Lo interesante de la elección presidencial en México es el nivel de entusiasmo mostrado por un gran número de personas. De todos esos comentarios ruidosos y estorbosos, surge un elemento que raya en el surrealismo: el frenesí a favor de los candidatos. Insólito, sí… pero verdad.

Los mexicanos, quienes no tienen mayor pasión que criticar a su gobierno, ahora no sólo claudican a su intelecto, sino a su individualismo, y los entregan sin objetar a los candidatos presidenciales.

Observando la manifestación de este entusiasmo político, surgen tres posibilidades: o todos han perdido la razón, o todos son idiotas, o todos están cegados momentáneamente por la excitación electoral.

Espero que la tercera opción sea la correcta.

Porque no hay duda que el entusiasmo multitudinario por los políticos debe de ser una ceguera colectiva. Todo ciudadano de un país democrático sabe perfectamente que la mayoría de los políticos, una vez en el poder, van a terminar por hacer lo que ellos decidan y no lo que prometieron en campaña. La gran mayoría que ahora aplaude a un candidato, terminan por abuchearlo al término de su mandato. Basta con recordar la elección anterior, y la anterior a esa, y la anterior, etcétera, etcétera...

Surge entonces la pregunta obligada: ¿de dónde viene este entusiasmo?

En ciertos estratos sociales de pobreza, la respuesta ya ha sido documentada ampliamente. El entusiasmo es producto de apoyos materiales y económicos instantáneos: una gorra, una camiseta, comida chatarra o quizá un billete.

Más interesante aún es que otros sectores de la población, aquellos que se proclaman ser “informados” y “educados”, muestran una excitación similar. Lo trágico es que socavan estos títulos que se confieren al cometer el error humano más repetido en la historia: confiar ciegamente en los políticos.

Esta situación es tan lamentable que se vuelve una mala broma. Una broma que dejó de causar gracia poco tiempo después que Clístenes reformó el sistema político de Atenas.

Los argumentos en su defensa son siempre los mismos: “este candidato sí es distinto”, “él sí va a cumplir”, “su programa político logrará cambiar al país”. ¿Cuántas veces no se han escuchado idénticos argumentos? En verdad les pregunto, ¿qué edad tienen? ¿acaso cinco años?

Una gran ironía se presenta cuando aquellos que acusan a las televisoras o al régimen de manipular al electorado, hacen entrega total de su espíritu a un candidato mesiánico. Es verdad que si alguien quiere un ejemplo de manipulación, nunca hay que buscar muy lejos.

La deplorable realidad es que para el presente ciclo electoral, el sistema político ha obligado a los mexicanos a elegir entre cuatro zopencos. No hay alternativa a esto y uno de los candidatos será el próximo presidente.

No obstante, es de maravillarse el nivel de amnesia que se percibe. No una amnesia hacia el pasado autoritario del régimen del PRI. Esto es algo más perverso y más severo. Es volver al recurrente error de creer que el juego ahora no está en nuestra contra, de creer que ahora sí, los candidatos serán honestos, comprometidos y solucionarán nuestros problemas. 

El origen de esta creencia: los candidatos así lo han dicho.
Una verdadera tragicomedia…

Pero como la historia humana lo ha demostrado desde sus orígenes, para todos ellos, así como miembros de una secta, la decepción es inevitable. No obstante, esto será uno de los aspectos más interesantes a analizar durante la elección: el auge y la caída del idealismo… una vez más, hasta la próxima elección.

22/3/12

UNA REVOLUCIÓN SIN CAFEÍNA, POR FAVOR...

Aunque se crea que la guerra contra el crimen organizado en México es una guerra de criminales contra criminales (sean del gobierno o del narcotráfico), la realidad es que no todos los criminales son iguales: hay algunos criminales peores que otros.


Texto por: Juan Pablo Delgado Cantú

Una señal de la madurez lograda por la sociedad civil en México es el surgimiento de diversas organizaciones que pretenden resolver la urgente situación de violencia. Muchos de ellos cantan el slogan de “no más sangre”, otros salen en grupo vestidos con camisas blancas y gritan consignas y majaderías frente a oficinas del gobierno; otros tantos visitan las zonas más afectadas por la guerra y exigen transparencia y rendición de cuentas al Gobierno.

Si alguien me pregunta, yo diría que todas estas acciones son muy loables.

Pero a nivel personal, creo que algunos miembros de estos grupos son fundamentalmente débiles. He escuchado a muchos pidiendo el restablecimiento del orden constitucional sin los problemas que conlleva una acción de esta magnitud. Todos quieren paz y seguridad, pero sin tener que sufrir para conseguirla; quieren una revolución sin cafeína.

Y muchos parecen no saber que aquellos que derraman la mayoría de esa sangre son completamente indiferentes a sus peticiones y no son elegidos por voto popular.

No obstante, no podemos ignorar que el Estado también ha cometido atrocidades contra la población civil, y los camisas blancas han hecho bien en expresar su derecho de mantener vigilado a este poder y exigir la rápida acción de la justicia. Ya en los últimos años, grupos de Derechos Humanos han denunciado muchos de estos crímenes y el gobierno del presidente Felipe Calderón no ha podido permanecer silencioso y ha tenido que responder públicamente.

Pero no hay que confundirnos, amigos. Pues aunque se crea que ésta es una guerra de criminales contra criminales (sean del gobierno o del narcotráfico) y aunque se crea que todos los criminales son iguales, no hay duda que algunos criminales son más iguales que otros.

 

Los cárteles del narcotráfico son quienes han cometido los crímenes más bestiales y son quienes persistentemente atentan contra la libertad de la sociedad. Son ellos los que decapitan, asesinan y llenan las fosas comunes, secuestran, extorsionan, mutilan y amenazan… ¿Qué el Ejército ha comedido algunas acciones similares? ¡Sobra mencionarlo! Pero no existe punto de comparación entre ambos bandos. Heriberto “el Verdugo” Lazcano no es igual al Secretario Guillermo Galván.

Analogías y metáforas sobran para describir este conflicto. Muchos han utilizado la metáfora del narcotráfico como un cáncer que consume al Estado. Siguiendo sobre esta metáfora, se podría decir que uno no puede erradicar un tumor con oraciones, buenas intenciones o con 3 tazas diarias de té de manzanilla. Se requiere de una intervención quirúrgica directa o severas sesiones de quimioterapia.

Y el tener aún un final incierto en la guerra, después de cinco años de combate directo, debería de poner en evidencia el enorme poder que los cárteles ostentan. Un poder –paramilitar y económico- que han acumulado por décadas y que jamás fue guardado celosamente. En todo momento han utilizado este poder para comprar y corromper a las tibias “autoridades” municipales, estatales y federales. La consecuencia inevitable es un Estado doblegado a sus demandas y la creación de un Narco-Estado, en donde la autoridad civil funciona sólo para garantizar el bienestar de los cárteles.

No intento decir que debemos de seguir ciegamente al presidente Calderón en su combate frontal contra los cárteles. El número de muertos, el surgimiento de paramilitares, el atropello de Derechos Humanos y la continuidad en el flujo de drogas hacia el norte y de dinero y armas hacia México son todas señales del fracaso de su estrategia.

Pero si como país pretendemos alcanzar un mayor nivel de bienestar social y económico, es obligatorio eliminar la consolidación de este modelo de gobierno. Y eliminar a un grupo que atenta contra el poder del Estado desde el interior no se logrará con slogans, con discursos elocuentes de paz, con camisas blancas o con marchas que piden el fin de la sangre.

Louis Saint-Just lo dijo muy bien durante la Revolución Francesa: “¿Qué es lo que quieren aquellos que no quieren ni Virtud ni Terror?”. La respuesta es conocida: quieren corrupción. Y esto es sólo otro nombre para la claudicación y la derrota.

12/3/12

FELIPE EL TERRIBLE

Felipe Calderón no es ningún dictador; si queremos encontrar a un verdadero tirano-genocida basta con dar una repasada a la historia del siglo XX.

Texto por: Juan Pablo Delgado Cantú

Pocas acciones se presentan más sencillas y naturales para el ciudadano mexicano que el acto de maldecir a su gobierno. Concretamente, es la figura física y simbólica del presidente la que generalmente se presenta como el lienzo en donde la sociedad exorciza y arroja diariamente a sus demonios.

Y con justa razón… pues en cualquier Estado liberal, la posibilidad de criticar a los líderes políticos y expresar libremente pensamientos u opiniones es la quintaesencia del espíritu democrático; la base más sólida para el progreso socio-político. Y como sociedad, nada menos debemos exigir, demandar y conservar.

No obstante, una particular paradoja ha surgido en el discurso público durante el último lustro. Mientras nos embriagamos hasta el hartazgo en un desenfreno de injurias e insultos hacia la fauna política mexicana, se ha esparcido la noción entre algunos de que actualmente estamos al borde de (o ya vivimos en) un régimen fascista, totalitario o en una pseudo-dictadura militar que oprime a su ciudadanía en su intento de lograr objetivos perversos y siniestros… los cuales nadie ha logrado identificar con claridad.

No han faltado aquellos que, sin inmutarse, argumentan que Calderón busca con su guerra llevar a cabo un genocidio (¡faltaba más!), todo en asociación perversa con el Imperio norteamericano, quien siempre observa y manipula desde las sombras. Estas opiniones marginales… bueno, mejor no ahondar en este punto. Bastará con decir que esta perspectiva y otras similares son lo más cercano que uno encuentra al borde de la paranoia y la locura.

Pero regresando al estado actual de nuestro país; a ese supuesto régimen fascista del Comandante Calderón. Sin detenerme mucho en la obviedad de lo absurdo de esta línea de argumentación, me parece que la problemática aquí se presenta como una de carácter histórico y conceptual.


Este tipo de juicios, sumado a otros, hacen evidente la completa ausencia de una perspectiva histórica, concretamente de una comprensión de la historia del siglo pasado. Se descubre entonces que existe un vacío de conocimiento y entendimiento que evita formular un análisis constructivo del presente.

Cómo es posible, me pregunto, que alguien que acusa a Calderón de fascista o totalitario no comprenda que, al llamarlo así en público y no sentir inmediatamente la represión por parte Estado (sobre su persona o su familia), se elimina automáticamente la validez y veracidad de su argumento.

Estas personas, - ¿acaso jamás han revisado jamás la historia del siglo XX? - han torcido de forma grotesca conceptos y términos, algo digno sólo de los seguidores del Tea Party en Estados Unidos. Este infantilismo en el uso de conceptos los coloca en un plano externo a la realidad, y evita una crítica certera de los problemas contemporáneos.

Las palabras no son cosas vacías de significado y una equivocación en el uso de términos y conceptos innegablemente lleva a una equivocación para comprender la realidad y las circunstancias presentes.

Está de más mencionar que existe evidencia contundente sobre los enormes errores cometidos por el presidente Calderón en muchas esferas de la administración pública. Es de conocimiento general que la guerra contra los cárteles, aunque completamente necesaria, (a menos que se crea que el modelo del Narco-Estado es la cúspide de la organización social y un sistema político que nos dará seguridad y el crecimiento económico que deseamos) se ha conducido de forma inadecuada, y que la muerte de cada ciudadano mexicano, con algunas excepciones, es una verdadera tragedia.

El inicio para la reconstrucción del país debe de comenzar con la recuperación del debate racional para definir correctamente el presente de México. Saber que calificar al régimen Calderonista de fascista o totalitario es un atropello a la inteligencia.

Si alguien quiere hablar de verdaderas dictaduras, basta con revisar la historia reciente de Chile, Argentina, Rusia, Brasil, Paraguay, Haití, Irak, Libia, Corea del Norte, Camboya, El Salvador, Irán, Panamá, Myanmar, Afganistán, Rumania, etcétera, etcétera. Estos países han vivido lo peor del totalitarismo. No versiones diluidas o descafeinadas, ¡nada de eso!, aquí estamos hablando de serias dosis concentradas de represión Estatal.

Así que, estimados camaradas, por respeto a las víctimas de verdaderas dictaduras militares y por respeto a la verdad histórica… incluso por respeto a la democracia (inmadura y defectuosa) de México, es necesario dejar los infantilismos y volver a la conversación racional.

Porque hablar de Calígula, Iván IV, Stalin, Stroessner y… ¿Calderón?
Por favor… ¡no jodan!

8/3/12

EL EVANGELIO SEGÚN JOSEPH KONY

La ideología del carnicero Joseph Kony y su Lord's Resistance Army está basada directamente en la ideología Cristiana.


Texto por: Juan Pablo Delgado Cantú

Sin temor a equivocarme, puedo asegurar que la categoría de actos humanos más deplorables, aflictivos e inexcusables son aquellos que atentan contra la integridad física o psicológica de los infantes. Sea el uso de niños en diversos trabajos forzados, la violación sexual de cientos de miles por parte del clero católico, la mutilación genital de millones de niñas en seguimiento a una perversa ley islámica, o en un caso aún más bestial, el uso de niños como soldados de guerra. Los distintos escenarios donde la humanidad violenta directamente contra la infancia son incontables y un caso es siempre más grotesco que el anterior.

Recientemente, un video de la organización Invisible Children que llama por la captura de Joseph Kony ha comenzado a causar gran controversia a nivel global. A pesar de innegables errores en la técnica del video, – una particular crítica dirigida al director utilizando a su hijo para explicar importantes detalles de un serio conflicto civil (¿a qué clase de audiencia cree que su video va dirigido, señor Russell?)- me parece sumamente acertado el mensaje subyacente de la causa: Joseph Kony debe de ser capturado (o asesinado) y su ejército debe desbandarse.

Pero el director Jason Russell comete otro evidente error, uno mucho más serio que embelesar a sus seguidores usando la dudosa ternura de su hijo.

Durante el video, el señor Russell muestra y cita un documento redactado por la Corte Criminal Internacional, donde plantea la premisa que el carnicero Kony y su ejército no están luchando por ninguna causa y que sólo perpetúan el combate para mantener su poder. En el 2012, no dudo que esto sea verdad. Pero al enmarcar de esta forma al conflicto civil de Uganda, Invisible Children desecha cualquier análisis crítico que ilumine el origen de la guerra y concretamente, el origen del ejército de Joseph Kony. Con esto, el carnicero queda sin pasado y su hueste sin base ideológica alguna.



Y no hay que ir muy lejos para remediar el error, pues el mismo nombre de la horda de niños asesinos liderado por Kony nos ilumina lo suficiente: Lord’s Resistance Army (Ejército de Resistencia del Señor). Y… ¿a quién creen que Kony se refiere con “Señor” cuando fundó su movimiento? Pues naturalmente a quien otros dos mil millones de personas en el mundo consideran su protector, guardián y amigo: al dios del cristianismo.

Como contexto histórico, es relevante mencionar que el Lord’s Resistance Army (LRA) se formó en 1987 bajo el nombre del Lord’s Salvation Army y en 1992 cambia su nombre al conocido actualmente. Su fundador, el muchacho Joseph Kony, nació en 1961 y en su momento fue un ferviente monaguillo católico que declaraba ser profeta religioso y espiritista. Afirmaba seguir las órdenes directas de dios para reemplazar al gobierno de Uganda con uno regido por los Diez Mandamientos de la Biblia. Es importante mencionar que Uganda se encontraba en una terrible turbulencia política después del sangriento régimen de Idi Amín Dada, considerado por muchos como uno de los gobiernos más brutales de la historia moderna.

Así que, para el joven carnicero/monaguillo, su objetivo principal era gobernar Uganda de acuerdo a los diez mandamientos bíblicos. Aunque para defensa de cualquier lector que se considere seguidor de Cristo, cabe subrayar que pesar de su ideología cristiana, el ideario de su movimiento es un sincretismo de diversas religiones y corrientes de misticismo y superstición.

Y al profundizar más en el necesario contexto histórico, uno se encuentra también con la sangrienta dimensión de los conflictos y las tensiones étnicas que han afligido al continente africano por décadas, en el caso de Uganda, residuos del colonialismo británico. Conflictos que influyeron de forma importante en la fundación del LRA y en las cuales Kony tomó parte, en su inicio como defensor de los Acholi en contra de los Kakwa y Lugbara, aunque ahora, al parecer, como defensor sólo de su propia megalomanía.

Reitero que no pretendo infamar la causa de Invisible Children. Necesario y justo es que Joseph Kony sea enjuiciado o pasado por las armas. Pero como en cualquier otra causa social o política, es fundamental conocer el contexto histórico de aquello que se pretende apoyar; ligeros detalles que el video ni siquiera se esfuerza en transmitir.

Y como argumento final: si la causa de Invisible Children se basa en la protección de los niños en Uganda, no está de más mencionar que el ejército nacional de Uganda, (sí, aquel a quien las tropas de Estados Unidos están apoyando e instruyendo) también utiliza a miles de niños dentro de sus filas.

Pero en fin…
Nada es perfecto en este mundo.

Aunque, sin excusa alguna, en el caso del carnicero Kony, mi deseo es que encuentre uno de los “ierros” que Gonzalo N. Santos aplicaba a sus enemigos políticos: encierro, destierro o entierro.