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La Diplomática - Donald Trump y el auge del populismo

DONALD TRUMP Y EL AUGE DEL POPULISMO EN AMÉRICA

Fecha de transmisión original: 06/05/2016

La Diplomática - Sección del noticiero "Primera Línea" con Vaitiare Mateos.
(11:00 Hrs a 13:00 Hrs por AzNoticias; TV Azteca)


SUCEDIÓ LO QUE PARECÍA INIMAGINABLE HACE APENAS UNOS MESES… ¡DONALD TRUMP ES EL CANDIDATO REPUBLICANO! ¿CÓMO CARAJOS LLEGAMOS A ESTA SITUACIÓN?
Como el bebé de Rosemary, después de 10 meses de gestación, el Partido Republicano tuvo por fin a su hijo: un engendro color naranja llamado Donald Trump.

Aunque eso sí… a pesar de todo lo que se dice, Trump es todavía un “presunto candidato” pues todavía el Partido Republicano no lo nombra oficialmente. Pero bueno… esto es cuestión de tiempo, pues ya no queda nadie que se le oponga realmente. 

¿Cómo es que sucedió esto? Pues ya lo platicábamos aquí hace un mes, sobre cómo el Partido Republicano se condenó a sí mismo para este resultado. Durante toda la administración de Barack Obama, los Republicanos atizaron los fuegos extremistas de la base de su electorado: pintaron a la economía de Estados Unidos como un fracaso (aún cuando Obama logró salir de la recesión), dijeron que Obama era débil, incluso cuando él fue quien logró acabar con Osaba Bin Laden; paralizaron continuamente al gobierno, creando la impresión de que la clase política era un desastre, e incluso flirtearon con el racismo debido al color de piel de Obama.

Cabe decir que Ted Cruz fue uno de los principales instigadores de este tipo de actitudes. Representando al ala radical del Tea Party, pretendía tener el terreno perfecto para actuar en estas elecciones. No sabía que llegaría alguien todavía más radical y más bombástico como Trump para aprovecharse de esto y dejarlo tirado en la lona. 

Cabe decir que Ted Cruz en los últimos días de su campaña actuaba de manera completamente irracional. Llegó a elegir a Carly Fiorina como “vicepresidenta” sin siquiera ser el candidato. Esto no sirvió para nada y el comediante Bill Maher llegó a decir que este tipo de acciones es similar a cuando Hitler se casó con Eva Braun en las últimas horas del Tercer Reich, aunque incluso más patético.

Todo al final se resume a que los Republicanos no supieron leer los ánimos del electorado. Les ofrecieron “más de lo mismo”, cuando el estadounidense promedio estaba hasta la madre de este mensaje: de que no cumplieran las promesas, de que no mejoraran la economía para las clases trabajadoras, de que siguieran respondiendo al interés de los ricos.

Trump llegó como salvador del pueblo y se ganó inmediatamente la confianza de millones de personas. 



ESTO NOS LLEVA A UN TEMA MUY IMPORTANTE, QUE ES EL AUGE DEL POPULISMO EN ESTADOS UNIDOS. ¿ESTAMOS VIENDO EL FINAL DE LA “POLÍTICA TRADICIONAL” Y DE FRENTE A UN CAMBIO RADICAL?
No hay ninguna duda de esto… aunque en el caso de Trump podemos clasificar su estilo como un “populismo mediático”. Porque si nos fijamos bien, la única cualidad que tiene Donald Trump es ser famoso, ser una celebridad.

Todos creyeron que podían domar a Trump y hacerlo regresar al escenario de “la política”, pero él demostró ser mucho más astuto, y llevó a la política a su terreno: al entretenimiento mediático.

De esta manera, Donald Trump entendió perfectamente a los medios de comunicación contemporáneos. Se montaba en los canales de noticias de 24 horas diciendo toda clase de comentarios incendiarios, y así como Kennedy uso la televisión y Obama el Internet: Trump supo utilizar con maestría Twitter y las redes sociales para  hacer de su campaña un programa de "reality television", donde todo es espectáculo, donde sus oponentes políticos son como competidores en un programa como La Isla. Todos creyeron que la política lo consumiría, pero la política terminó consumida por su mundo de explosiones y entretenimiento.

Pero hay algo más raro en todo esto. Porque lo principal que marcó el auge de Trump fue el hartazgo de las personas por la “política tradicional”.  Trump representa un dedo medio levantado hacia el establecimiento político; y la gente parece amar esta actitud.

Esto no es característico de Estados Unidos. En Europa estamos viendo también a partidos de la Ultraderecha que son liderados por personajes carismáticos. Esto sucede en el Reino Unido, Hungría, Francia, Polonia. Todos estos partidos populistas responden a lo mismo: un hartazgo de las personas por la falta de resultados de los políticos tradicionales. 

Y ahora el problema lo enfrentará (muy probablemente) Hilary Clinton. Porque ella representa el núcleo del establishment, que es lo que el electorado rechaza. Mientras ella propone reformar el sistema poco a poco, Donald Trump y los populistas europeos proponen tomar un bulldozer, destruir todo, prenderle fuego, y crear una Utopía a partir de las cenizas.

¿Y PARA NOSOTROS EN MÉXICO? ¿ESTAMOS VIENDO ALGO SIMILAR AQUÍ EN ESE SENTIDO? 
Es indudable que en México también la política está cambiando drásticamente. 

Estamos en un momento donde gran parte de la población está hasta la madre de los políticos de siempre. Ahora lo que está de moda –al igual que en Estados Unidos-  es cualquier persona que sea “auténtica”. Poco importa qué proponga o cómo quiera solucionar los problemas, lo que importa es que se salga del molde tradicional con su personalidad y su autenticidad.

Esto lo vimos ya con la victoria de un gobernador en el norte del país. Gran parte de su atractivo era usar botas y decir majaderías. Pero lo importante es que esto lo hacía “diferente” y “auténtico” a los demás. Poco importaban sus políticas…

Lo mismo pasó con otro candidato hace un par de años, que como buen populista mandaba “al diablo a las instituciones” y llamaba “chachalaca” al presidente. 

Y esto es un gran problema… porque entre más se desgastan los partidos tradicionales, más prefieren las personas estos mensajes extremistas y populistas. Lo importante es cambiar. ¿Cambiar a qué? ¡Eso no importa! Con tal de que cambiemos y dejemos de votar por los “políticos de siempre”.

Y que quede claro… No estoy diciendo que un partido sea mejor que otro, ni tampoco estoy diciendo que las personas no deban de estar enojadas. ¡Claro que hay que enojarnos! Pero tenemos que ver a la historia y a la experiencia para saber que las opciones populistas NUNCA han funcionado. Basta analizar lo que sucedió en Venezuela en 1999, cuando Hugo Chávez ganó la presidencia prometiendo “un cambio”. 

Ahora, 16 años después, Venezuela está al borde del abismo; no hay dinero, la inflación se espera que llegue al 700% (la más alta del mundo), no hay electricidad, no hay inversión, no hay comida: se dice incluso que las personas se ven obligadas a comer perros callejeros por falta de comida.

Nadie puede negar que exista un hartazgo generalizado hacia la clase política. Nadie puede decirle a la gente que “se aguante” y que se friegue. Pero la apuesta populista es una fácil de tomar, pero que al final es MUY costosa.

Aquí en México tenemos serios problemas que tenemos que solucionar, sólo hay que ver que la cura no salga peor que la enfermedad.